Hace unos años mi hermana pasó un tiempo con una familia inglesa al sur de Londres. Me enviaba mails tronchantes con sus aventuras. Este fue uno de los más divertidos. En él habla del (infinito) amor de los británicos por sus mascotas o de cómo una apacible tarde de primavera puede desembocar en una carnicería.
"Hola. Por aquí tuvimos dramón familiar, una pequeña desgracia. Te voy a contar, porque es materia para un corto...
Esta tarde Peter y yo, aparte de practicar con el coche, que yo me comía las rotondas por la derecha y entraba en las calles por el otro carril, nos fuimos de compras. Peter decidió comprarle a sus conejines una casina para el jardín, los saca dentro de una especie de jaula metálica gigante que está genial y pueden tocar el suelo verde y ver el cielo... compró para meter dentro de esa jaula metálica una de madera muy bonita y carísima, vamos pijerías para british pets... te lo cuento para que veas la ilusión que tenía el hombre. Instalamos las jaulas en el jardín, los conejines felices entrando y saliendo, Peter, bobín con sus pets que los besa y abraza, y por las noches le gusta tomarse un té a la luz de la luna abrazándoles y hablándoles. Peter se fue a recoger a su hijo pequeñín, a Oliver, y yo jugué un ratín con los pets en el jardín y luego me metí en casina. Y a los 10 minutos vuelve Peter y empieza a dar voces, advierto que no está oscureciendo, salgo y veo las jaulas abiertas y él gritando, yo no entendía lo que decía hasta que oí la palabra maldita:
FOX!!!!
Varios zorros habían entrado y se habían cargado a los conejines.
Echamos un vistazo medio a oscuras y encontramos un conejín muerto, pero no había sangre, yo creo que le dio un infarto, el otro estaba vivín, pero rarín y tocado, y mientras metimos a uno de ellos en casina, ¡vino otro zorro y se llevó el cuerpo del primero!, así como te lo cuento, de tv movie, y mientras, se hizo de noche y podías ver zorros tan campantes paseándose por el jardín, Peter histérico porque quería encontrar el cuerpo, "the body, the body" decía, después de un rato buscándolo, los dos niños medio desnudos en el jardín, un frío que pelaba, y casi a oscuras, yo decidí acostar a Oliver y desde arriba escuché que Peter me llamaba histérico porque había aparecido el "cuerpo".
The body.
Pobre conejín, menuda carnicería, los zorros se lo habían llevado para degollarlo, todo lleno de sangre, sin cabeza y medio comido (lo que no entiendo es por qué volvieron los zorros a dejar al puto conejín en su sitio, qué detalle), Peter fuera de sí, tuve yo que coger las riendas, ponerme los guantes de fregar, Peter a un metro con lágrimas en los ojos, chillándome, ¡pero cómo puedes pensar en ponerte los guantes en estos momentos!, y yo pensando, no voy a coger al conejo ensangrentado con las manos, y lo metí en una bolsa, lo llevé a la cocina y Peter le puso unas flores frescas encima, madre mía que odisea, los niños llorando, uno todo cagado, un frío que pelaba...
En fin, ya ves que hay vida también en una pequeña casa de un pequeño pueblo de un poblado país.
Te dejo, que estoy molida".
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